El
Principito, de Andrés Lasry, es un libro que nos deja mucho en que pensar, pues
nos habla de muchos temas importantes: como la importancia de los niños, y la
falta de imaginación de los adultos hoy en día.
Para
comenzar, el libro comienza a ser narrado por un personaje, adulto y que se
encuentra en el desierto; este personaje, del cual no se nos menciona el nombre
pero a veces sí unas cuantas cosas de su pasado, es fundamental para que
podamos conocer al propio principito; de igual manera, el libro comienza con la
historia de sus primeros dibujos, algunos de boas cerradas y boas abiertas,
sobre todo de su desesperación porque las personas mayores comprendieran cada
uno de los dibujos, y, finalmente, el abandono que siguió a estos hobbies.
“Las
personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es
muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.”
Dicho
personaje, el cual, después del principio es otro protagonista, describe al
principito como no me parecía ni perdido,
ni muerto de cansancio, de hambre, de sed o de miedo. No tenía en absoluto la
apariencia de un niño perdido en el desierto. El principito con sus cabellos de oro, riendo a cada momento, y nunca
respondiendo a las preguntas de nadie.
La
persona adulta, no logra comprender del todo al principito sino hasta ya los
últimos capítulos del libro. Todos estos capítulos, en sí,
proporcionan unas frases meramente inspiradoras, y es en estos capítulos,
además, que el principito y la persona adulta logran hacerse amigos; también se
menciona la historia de cómo el principito, vino de su pequeño planeta, del
cual nunca deja crecer baobabs, hasta la Tierra.
Este
libro nos proporciona muchas enseñanzas dignas de ser recibidas, ya sea por el
egoísmo de algunas personas o por el sencillo placer de ver las hermosas
puestas de soles. Y también se nos hace mención del indudable carácter del
principito, quien nunca renuncia a una
pregunta una vez hecha.
El libro del Principito, es un gran libro, uno de los que supongo debemos leer antes de morir, no solamente por las maravillosas frases que se encuentran en cada uno de los capítulos, sino también las enseñanzas que se aportan y difieren el libro de todos los demás.
Pese a que es un libro para niños, trata temas como
la falta de la imaginación de las personas, o sus responsabilidades diarias; lo
cual, para el principito, resulta especialmente aburrido, sobre todo si
hablamos de números. Durante todos los capítulos, se nos cuenta de manera muy
especial la historia del principito, el cual él mismo cuenta a su acompañante,
que es un adulto y que no lo entiende mucho, a decir verdad. Resulta que el
principito vivía en un planeta algo pequeño, dónde con solo arrastrar su silla
podía verse una puesta de sol, con tres cráteres de volcanes, una flor bastante
egoísta, raíces de baobabs que el principito debía limpiar cada vez que se
levantaba y muchas hierbas: buenas y malas.
La relación entre los personajes es estrecha, a
pesar de que a veces no se entienden muy bien, pero aun así, ambos se apoyan en
su travesía de sobrevivientes por el desierto. Resulta que al final son muy
buenos amigos, y a ambos les cuesta despedirse el uno del otro; y cuando el
principito se aleja, la persona que relataba la historia se encuentra muy
triste y pide a los niños que si lo encuentran otra vez, que por favor le
avisen de inmediato.
Atte: Dayrin.